Desde hace algunos años, debido al crecimiento continuado de los casos de fraude, el sector del seguro ha tenido que dotarse de recursos para poder hacer frente a un enemigo que en ocasiones actúa con gran habilidad.
En concreto, la tasa de fraude al seguro detectado en España creció en 2020 hasta el 2,2% con respecto al 1,9% experimentado en 2019, y el año pasado se evitaron pagar 67 millones de euros por fraude, según datos del sector.
“Es indispensable invertir en recursos especializados para descubrir y paliar este volumen ingente de riesgos y reducir así las pérdidas de las compañías de seguros”, comenta Belén Calvo, experta en fraude en Grupo GAB.
Durante el año pasado, como fruto del mayor uso de la vivienda, hubo un crecimiento del 18% en los intentos de fraude relacionados con el hogar, según recogen fuentes del sector. Cada vez son más variados y requieren mayor atención y dedicación los siniestros de esta tipología. “Para determinados asegurados, los partes al seguro pueden suponer una fuente extra de ingresos”, explica Belén Calvo.
Por eso es clave contar con un equipo de peritos especializados en la materia, no solo para detectar los casos irregulares, sino para poder gestionarlos de la manera más adecuada con el fin de acreditar el fraude o descartarlo, bien sea por falta de pruebas claras o por la ausencia de motivos racionales sostenibles.
En siniestros de cierta cuantía, el perito desempeña un papel esencial a la hora de encontrar o plasmar en su informe pruebas que permitan a la compañía fundamentar un rechazo por fraude. La cualificación profesional del perito, su criterio y experiencia le dotan de herramientas con las que sustentar sus conclusiones en los dictámenes que realiza, de tal manera que en un juicio sea una prueba contrastada y determinante.
El perito no trabaja de forma aislada ya que requiere de un equipo experto en la materia que le asesore y le acompañe en sus tareas de investigación y justificación del fraude. “Recuerdo que hace unos años un perito, en colaboración con el equipo de fraude de una aseguradora, ayudó a destapar una red de estafadores en siniestros de roturas de cristales, espejos, mármoles, lozas… La labor conjunta de ambas partes fue esencial para aportar pruebas y evidencias de dicha estafa”, añade Belén Calvo. En determinados siniestros es necesaria la acción pericial para poner de manifiesto un evidente ánimo de lucro ante la reclamación de daños o bienes en exceso.
Belén Calvo estima que “es fundamental que las compañías de seguros valoren el cuidadoso trabajo de campo que realizan los peritos para detectar el fraude”. Gracias a su implicación en la investigación de siniestros, las aseguradoras no solo obtienen un beneficio económico, sino también profesional y de calidad del trabajo, y por extensión, de calidad de su atención, prestaciones y servicios.