Entrevista a los Portavoces de UNESPA

Portavoces oficiales de Unespa (de izda. a dcha.): Manuel Mascaraque, director del Área de Seguros Generales; Mirenchu del Valle Schaan, secretaria general; Pilar González de Frutos, presidenta; y Luis Miguel Ávalos, director del Área de Seguros Personales.

 


Esta entrevista ha sido respondida (en conjunto) por los portavoces oficiales de Unespa.



¿Qué consecuencias ha tenido la pandemia en el sector asegurador?

Puesto que el sector asegurador está estrechamente ligado a la economía y la sociedad española, se ha visto impactado por la Covid-19. En todo caso, es importante destacar que el seguro suele entrar unos seis meses más tarde y de forma menos pronunciada en las recesiones económicas y es propenso a salir más tarde de ellas que el resto de actores económicos.
El negocio de no vida ha cerrado el año en positivo, con un alza del 1% de su facturación. Algunos ramos han reducido su aportación, es cierto, como puede ser el negocio de automóviles o las líneas de aseguramiento más próximas a la actividad empresarial, como son los seguros de crédito y caución o los de protección de pagos. Pero otros seguros, como los de multirriesgo o los de salud, se han mantenido en positivo.
En el ramo de vida, los ingresos por primas han caído un 21% en 2020, como consecuencia de la situación preexistente de unos tipos de interés bajos. A pesar de este descenso de la facturación, las aseguradoras han logrado mantener el ahorro bajo gestión y esto tiene mucho mérito.
Desde el ámbito de las prestaciones es importante destacar el papel de las aseguradoras de salud. Varias entidades han incorporado a las prestaciones que ofrecen la elaboración de pruebas diagnósticas. De esta forma, por medio de las atenciones médicas y de la detección de positivos por coronavirus, el seguro contribuye a controlar y superar la crisis sanitaria. Su aportación es significativa, puesto que en España hay 11 millones de asegurados de salud. Prácticamente una cuarta parte de la población.
Por otra parte, hay que tomar en consideración las acciones promovidas desde el sector a raíz de la pandemia en otros ramos, como pueden ser la flexibilización del pago de las primas por parte de los clientes, la reducción del importe de primas en ejercicio siguiente, la puesta a disposición de nuevos servicios telemáticos como las videollamadas o las teleperitaciones, la disposición de líneas de liquidez para proveedores… Todas estas iniciativas son testimonio del apoyo del seguro a sus clientes y colaboradores.

¿Cuáles son los principales retos del sector para los próximos años?
El sector asegurador está estrechamente relacionado con la evolución de la sociedad, la economía, la tecnología… Por ello, los retos que afronta son, en buena medida, los retos que afronta la propia sociedad. De hecho, el seguro es un aliado que permite a las sociedades modernas afrontar varios de estos retos.
El envejecimiento demográfico de las economías desarrolladas es uno de estos fenómenos. En este ámbito, el seguro puede constituir un aliado en la prestación de servicios sociosanitarios y la gestión de recursos complementarios a la jubilación pública.
La sostenibilidad es otro campo en el que el seguro tiene mucho que aportar. Principalmente como inversor institucional de referencia y como asegurador de riesgos, pero también como empleador y a través de las acciones de carácter social.
La digitalización tiene, igualmente, una marcada influencia en el desarrollo del seguro. La aparición de nuevas tecnologías como el internet de las cosas, el blockchain o los coches sin conductor, por citar solo unos ejemplos, influirán decisivamente en distintas facetas de la actividad aseguradora. En estos casos, en concreto, tendrán incidencia en la identificación y segmentación de riesgos, en la validación de las relaciones contractuales y en la adscripción de responsabilidades en caso de accidente de tráfico.

Desde Unespa se ha manifestado que existen importantes carencias de protección de riesgos en nuestro país. ¿A qué se debe esta reducida tasa de protección?
España tiene en la actualidad una tasa de aseguramiento similar a la que presentan otros países desarrollados en el ámbito de los seguros de no vida (coche, vivienda, responsabilidad civil…). Además, cuenta con varias instituciones que refuerzan su papel protector. En el ámbito de los riesgos extraordinarios destaca el Consorcio de Compensación de Seguros, que permite hacer frente al impacto de eventos como terremotos, tempestades, inundaciones o atentados terroristas. Mientras, Agroseguro cuida de los cultivos y las cabañas ganaderas y existen también pools aseguradores para afrontar otros riesgos específicos (medioambientales, nucleares…).
En cambio, el seguro de vida no ha alcanzado en España la magnitud e importancia que tiene en otros mercados de nuestro entorno. Mientras en lugares como Suiza, Países Bajos, Reino Unido o Francia el ahorro complementario para la jubilación es algo habitual, en nuestro país no se ha desarrollado de manera suficiente la llamada previsión social complementaria. Esto constituye un auténtico desafío, dado el proceso de envejecimiento demográfico que vive la sociedad española. Ahí se detecta, con claridad, un déficit de protección.

El cambio climático está provocando importantes efectos adversos a los asegurados en nuestro país. ¿Qué medidas está adoptando el sector para gestionar este aumento de siniestros?
El seguro es un actor que puede favorecer la transición hacia una economía sostenible. Las aseguradoras son inversores institucionales de referencia. A través de la gestión de recursos pueden favorecer el desarrollo de proyectos empresariales e infraestructuras que sean respetuosas con el medio ambiente, así como potenciar a aquellas empresas que constituyan una referencia en materia de gestión sostenible.
El seguro también contribuye a la sostenibilidad a través de la suscripción de riesgos. Las aseguradoras incentivan que sus asegurados adopten medidas para prevenir y minimizar los daños en casos de catástrofes naturales, por ejemplo. Y si lo peor finalmente ocurre, el seguro está ahí cuando toca iniciar los trabajos de reconstrucción.

¿Qué tendencias tecnológicas están llamadas a revolucionar el sector de seguros de hogar?
El internet de las cosas y la domótica tendrán una influencia decisiva en el desarrollo del seguro de hogar. La instalación de dispositivos que permitan detectar percances y ponerles coto favorece la prevención. La instalación de detectores, por ejemplo, puede reducir la cantidad de siniestros que se producen en las viviendas inteligentes (los llamados Smart homes) y su gravedad.
Por otra parte, hay que tener presente que la digitalización de la información permite la creación de nuevos productos más personalizados. La inteligencia artificial (IA) y, sobre todo, el aprendizaje automático (machine learning) permitirán reducir los procesos administrativos y acelerar las gestiones. Contribuirán a agilizar la resolución de reclamaciones y a reducir los casos de fraude al seguro, una práctica antisocial que perjudica al conjunto de asegurados.
El uso de la tecnología permitirá, en suma, mejorar los procesos internos de las aseguradoras. Por ejemplo, la evaluación de riesgos o la valoración de un siniestro. Igualmente, se hará notar en la gestión de procesos externos, como la gestión de recibos o la tramitación de siniestros.

Desde hace años se quiere crear un “Baremo de Reparaciones de Multirriesgos” para unificar los criterios de facturación, igual que en el ramo del automóvil. Esto simplificaría el trabajo de los proveedores y de las aseguradoras. ¿Cuál es la postura de Unespa y si podría impulsar la creación de un grupo de trabajo?   
Las aseguradoras emplean sus propios baremos de reparación de daños que se basan en su experiencia. Los reparadores deben observar estos baremos en los servicios que prestan en nombre de las entidades con las que colaboran. Es cierto que en el ramo de automóviles existen baremos, pero han sido creados por compañías de servicios especializadas. Unespa no ha participado ni participa en su elaboración, ni tampoco en su actualización. El uso de uno u otro baremo es decisión individual de cada aseguradora.